Seguro que
muchos de ustedes han notado en nuestras zonas rurales los grupos de pino
criollo con todas sus hojas (agujas) de color marrón. Esta es una señal de que
el árbol está gravemente enfermo y posiblemente muera. Esto viene ocurriendo de
forma recurrente, por más de dos décadas en La Sierra. Especialistas traídos
por el Plan Sierra han diagnosticado posibles agentes causantes, y hace unos 10
años, nuestro colega Dr. Gunter Dobler, al regresar a Alemania después de
numerosos años de servicio, pudo junto con el Dr. T. Jung del Instituto Estatal
Forestal de Bavaria, concretizar la existencia del síndrome “littleleaf” cuya
traducción literal seria “hoja pequeña”.
El síndrome es
producido por una combinación de varios factores que incluyen el manejo histórico
del suelo, un patógeno y la forma de manejar los arboles. Littleleaf puede
destruir grupos de pinos en múltiples localidades un período de 5 a 15 años. La
decadencia de los árboles se produce por una pérdida correlacionada de
absorción en la superficie de la raíz, pérdida de carbohidratos necesarios para
la nueva producción de raíces y pérdida del área eficaz de la copa. La
presencia de este síndrome se confunde en las actividades de producción
forestal, con los ataques a los árboles son atacados por escarabajos del pino. Aparentemente
existen otras enfermedades asociadas al síndrome, donde los pinos muertos
presentan síntomas diferentes, donde se encuentran pinos muriendo con todo su
follaje (síntoma diferente al de littleleaf). Sucede que los escarabajos que
atacan los pinos debilitados por “littleleaf” pueden desplazarse hasta pinos
sanos en los alrededores inmediatos. El escarabajo transporta unos nematodos
que pueden entrar al sistema vascular de las plantas, bloquear los vasos
conductores de sabia, y producir la muerte por otra enfermedad conocida como “wilt”.
La enfermedad “littleleaf”
no fue reconocida como un único agente causante de mortalidad hasta mediados de
la década de 1930 en los EEUU. En el sureste de Norteamérica, se considera una
enfermedad importante para el Pinus
echinata, y ahora nos toca a nosotros enfrentarla en el pino criollo. El patógeno
causal interactuando con el suelo y el árbol para generar los síntomas de littleleaf
es un hongo común que provoca la pudrición de la raíz, y cuyo nombre científico
es Phytophthora cinnamomi. Este hongo
también enferma las raíces de otras plantas leñosas como el castaño, el aguacate
y los robles.
P.
cinnamomi es un hongo que se encuentra en casi todos los
suelos. Se puede encontrar en el suelo bajo los pinos durante todo el año. También
se puede encontrar en suelos sin pinos. También puede encontrarse en el suelo interactuando
con las raíces del pino y sin embargo no causar la enfermedad de littleleaf. Es
la composición del suelo y sus características de drenaje, que conjuntamente a las
reacciones del árbol, generan los síntomas de “littleleaf”. Bajo árboles
enfermos, los hongos se pueden encontrar físicamente situados donde se
encuentra la mayor concentración de raíces absorbentes (a una profundidad
máxima de 2.5 pulgadas). Otro hongo de pudrición de raíz de suelo, el Pythium sp. ha sido citado como un
participante secundario en el síndrome. También se han identificado lesiones de
nematodos en las raíces absorbentes.
La amarillez de
las agujas es causada por una falta de absorción de elementos desde las raíces,
especialmente nitrógeno. Las agujas enfermas sólo tienen aproximadamente el 40%
del contenido de nitrógeno que contienen agujas normales. Otros elementos que
son difíciles de alcanzar y controlar pueden ser motivo de preocupación,
incluyendo potasio (K), fósforo (P) y magnesio (Mg). Se estima que más del 50%
del sistema radicular absorbente en un pino sintomático está continuamente
comprometido por la enfermedad littleleaf. Los hongos infectan las raíces de
pino a temperaturas superiores a 21 grados C. El daño en la zona de las raíces
se produce cuando los suelos están húmedos y éstas se encuentran en pleno
crecimiento.
En cuanto al
manejo histórico del suelo, el síndrome de littleleaf está muy relacionado con
los suelos pesados, la erosión del terreno, la quema frecuente, los suelos poco
profundos, con poca materia orgánica, bajo contenido de nitrógeno, y baja capacidad
de intercambio catiónico. También resulta adversa la presencia de capas
impermeables en el suelo, pobre capacidad de infiltración de agua, drenajes
pobres, baja porosidad en la capa superficial y pérdida del horizonte superficial.
Este síndrome es
un problema crónico para nuestro pino en lugares con suelos poco profundos, con
arcilla pesada, y textura fina. La mayoría de veces este síndrome de la
enfermedad no es reconocido. La enfermedad destruye la interfaz absorbente de
la raíz entre el árbol y el suelo, dejando el árbol sin alternativas para
sobrevivir. Una gestión más eficaz utilizando las respuestas adecuadas para
esta enfermedad es necesaria. La comprensión de los mecanismos causales es un
primer paso importante.
Las mejores prácticas para minimizar las pérdidas
producidas por esta enfermedad varían con las condiciones particulares de cada
bosque y los objetivos de administración. Las siguientes opciones pueden
tomarse en consideración: a) Utilizar pinos que
no presenten síntomas de la enfermedad como fuentes de semillas; b)
utilizar especies de coníferas resistentes; c) utilizar especies latifoliadas
en los lugares afectados por el síndrome; d) disminuir la densidad de
plantación; e) mejorar el sitio y las plantas; f) mantener un vigilancia
regular de las áreas boscosas; g) eliminar árboles de alto riesgo; h)
entresacar los arboles afectados y adicionales en las periferias de los focos
de enfermedad; i) manejar la composición de especies; j) considerar el uso de
fertilizantes. Una alternativa final seria regenerar el rodal.
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