La explotación de los pinares comenzó por el año 1906 en San José de las Matas
Por Santiago W. Bueno, Ph.D. Syracuse, N.Y.03.06.2011
Pinus occidentalis o pino criollo, es una especie conífera endémica de La Hispaniola, con tremenda importancia ecológica para las regiones con altas pendientes y de suelos fragiles. Es la especie más abundante con la habilidad de exitosamente ocupar los suelos ácidos, infértiles y poco profundos de los terrenos montañosos en la Cordillera Central. Su cobertura provee protección al suelo y las aguas de las cuencas más críticas en el país. A comienzos del siglo XX (entre los años de 1906 y 1910) se da comienzo a la explotación del pino en la Republica Dominicana. Todo comenzó cuando se empezó a aserrar madera a mano en San José de las Matas. El gobierno de dominicano, tomando como consideración un informe presentado por Woodward en 1917, decidió dar paso a la explotación comercial del pino en gran escala.
Los primeros aserraderos industriales para el procesamiento del pino fueron instalados a partir de la construcción del primer sistema de carreteras con que contó el país en 1916 (Alberto Rodríguez). Los aserraderos funcionaban como centros de acopio, donde se realizaban las operaciones de ventas de la madera cortada en los distintos puntos del bosque. Cada centro de acopio tenía dos o tres aserraderos operando en la Cordillera Central y para 1967, el 50% de todos los "registrados" procesaba madera de pino.
Los aserraderos fueron instalados en las ciudades cerca de los ríos Bao y Yaque del Norte (Alberto Rodríguez). Los ríos servían para transportar las trozas desde el lugar de corte al aserradero. La llegada del tractor de orugas y el buldozer mejoro sustancialmente las vías de acceso, lo que permitio llegar hasta rodales densos y de buenoe ejemplares de pino. Los aserraderos se instalaron en el bosque y se inicio el transporte de madera en camiones. Este incremento en el acceso al bosque, resulto ser detrimental para la conservación del acerbo genetico del pino criollo y la protección de otros recursos como el suelo. La ausencia de una cultura para la aplicación de tratamientos silvícolas apropiados resulto desastroza para estos recursos.
Desde el punto de vista socio economico, los aserraderos elevaron temporalmente el nivel de vida de los habitantes en las comunidades, crando fuentes de empleo. En 1967, el gobierno del Dr. Joaquín Balaguer dispuso la paralización de los cortes de arboles para la producción de madera. Esto ocasiono que la fuente de ingresos de los habitantes del bosque que habían hecho de la industria de la madera el sostén de su vida se perdiera Dobler y Col.). Desde el punto de vista ecológico, esta medida fue prudente es ese momento. El país desconocia las tecnicas silviculturales apropiadas para el manejo de esos valiosos recursos forestales y naturales.
En 1939 había 750 mil hectáreas de pino y en menos de 30 años, 535 mil hectáreas fueron taladas. Para 1966 solo 215 mil hectáreas restaban (Figura 1). La prohibición del corte y el cierre de los aserraderos fue la única manera de evitar la destrucción de los bosques. Aun así, las implicaciones socio-económicas afectaron mucho la forma de vida de las familias que laboraban en los aserraderos. Las dos más graves consecuencias fueron el incremento de la agricultura de tumba y quema, y la baja del nivel de vida de la región. Hoy día, según el inventario publicado por SEMARENA en el 2002 hay alrededor de 300 mil hectáreas de rodales densos, abiertos y mixtos de pino criollo.
Los primeros aserraderos industriales para el procesamiento del pino fueron instalados a partir de la construcción del primer sistema de carreteras con que contó el país en 1916 (Alberto Rodríguez). Los aserraderos funcionaban como centros de acopio, donde se realizaban las operaciones de ventas de la madera cortada en los distintos puntos del bosque. Cada centro de acopio tenía dos o tres aserraderos operando en la Cordillera Central y para 1967, el 50% de todos los "registrados" procesaba madera de pino.
Los aserraderos fueron instalados en las ciudades cerca de los ríos Bao y Yaque del Norte (Alberto Rodríguez). Los ríos servían para transportar las trozas desde el lugar de corte al aserradero. La llegada del tractor de orugas y el buldozer mejoro sustancialmente las vías de acceso, lo que permitio llegar hasta rodales densos y de buenoe ejemplares de pino. Los aserraderos se instalaron en el bosque y se inicio el transporte de madera en camiones. Este incremento en el acceso al bosque, resulto ser detrimental para la conservación del acerbo genetico del pino criollo y la protección de otros recursos como el suelo. La ausencia de una cultura para la aplicación de tratamientos silvícolas apropiados resulto desastroza para estos recursos.
Desde el punto de vista socio economico, los aserraderos elevaron temporalmente el nivel de vida de los habitantes en las comunidades, crando fuentes de empleo. En 1967, el gobierno del Dr. Joaquín Balaguer dispuso la paralización de los cortes de arboles para la producción de madera. Esto ocasiono que la fuente de ingresos de los habitantes del bosque que habían hecho de la industria de la madera el sostén de su vida se perdiera Dobler y Col.). Desde el punto de vista ecológico, esta medida fue prudente es ese momento. El país desconocia las tecnicas silviculturales apropiadas para el manejo de esos valiosos recursos forestales y naturales.
En 1939 había 750 mil hectáreas de pino y en menos de 30 años, 535 mil hectáreas fueron taladas. Para 1966 solo 215 mil hectáreas restaban (Figura 1). La prohibición del corte y el cierre de los aserraderos fue la única manera de evitar la destrucción de los bosques. Aun así, las implicaciones socio-económicas afectaron mucho la forma de vida de las familias que laboraban en los aserraderos. Las dos más graves consecuencias fueron el incremento de la agricultura de tumba y quema, y la baja del nivel de vida de la región. Hoy día, según el inventario publicado por SEMARENA en el 2002 hay alrededor de 300 mil hectáreas de rodales densos, abiertos y mixtos de pino criollo.
Despues de 1967, los bosques remanentes siguieron desapareciendo. Ya fuera de manera accidental o intencional, grandes áreas fueron arrasadas por los incendios forestales. La aplicación de nuevas leyes forestales, fue creando en el hombre de La Sierra cierta animadversión hacia los bosques de pino, y entonces se desarrollo en el habito de producir incendios a los bosques con el propósito de causar daños intencionados (Alberto Rodriguez).
“Para manejar el bosque de forma permanente, se necesitan planes de manejo bien pensados, permisos de corte y la ausencia de avaricia por parte de los propietarios o técnicos responsables”.
Los arboles o en su conjunto, el bosque, cumplen varias funciones al mismo tiempo. La combinación de las funciones, las preferencias que se da a algunas, la adaptación del sistema boscoso al ambiente social y natural, depende del ser humano, que lo maneja, perturba, protege o destruye (Gunter Dobler). El bosque es una fabrica decía este autor, y el producto de esta fabrica es la madera, el árbol cortado, el tronco, las varas y los postes. Otra fábrica, la constituye el aserradero, que produce tablas y cuartones. Para manejar el bosque se necesitan planes de manejo bien pensados, permisos de corte y la ausencia de avaricia por parte de los propietarios. El plan de manejo rige como deben efectuarse los raleos, los cortes finales, las replantaciones.
Pero cuales son las maquinas en la fabrica “bosque”? Pues son los arboles mismos. La maquina que produce la madera es el árbol, su acción es el crecimiento y el producto es el árbol mismo. La maquina productora y el producto son idénticos, la madera crece de la madera (Gunter Dobler). Cuando se aprovecha el producto final (el árbol), se destruye al mismo tiempo la maquina productora. Los madereros industriales de la primera parte del siglo XX, no se preocuparon por mantener la fábrica funcionando que eran los mismos pinares. Una vez un área era aclarada de todo árbol aprovechable, la abandonaban y se mudaban a donde el bosque era denso, y no prestaban atención a que el bosque se regenerara adecuadamente. Por eso, en vez de aprovechamiento sostenido, las intervenciones de la que fueron objeto los pinares en la región de San José de las Matas entre 1906 y 1966 no fueron más que “explotaciones forestales”.
Aun así, resulta tan perjudicial talar el bosque sin aplicación de criterios silvícolas y éticos, como no aprovecharlo de manera racional y científica. El bosque es productor de bienes y servicios, los cuales conforman un potencial de riquezas naturales que si se utilizan adecuadamente pueden rendir beneficios económicos, sociales y ambientales a las generaciones humanas en forma perpetua.
“Para manejar el bosque de forma permanente, se necesitan planes de manejo bien pensados, permisos de corte y la ausencia de avaricia por parte de los propietarios o técnicos responsables”.
Los arboles o en su conjunto, el bosque, cumplen varias funciones al mismo tiempo. La combinación de las funciones, las preferencias que se da a algunas, la adaptación del sistema boscoso al ambiente social y natural, depende del ser humano, que lo maneja, perturba, protege o destruye (Gunter Dobler). El bosque es una fabrica decía este autor, y el producto de esta fabrica es la madera, el árbol cortado, el tronco, las varas y los postes. Otra fábrica, la constituye el aserradero, que produce tablas y cuartones. Para manejar el bosque se necesitan planes de manejo bien pensados, permisos de corte y la ausencia de avaricia por parte de los propietarios. El plan de manejo rige como deben efectuarse los raleos, los cortes finales, las replantaciones.
Pero cuales son las maquinas en la fabrica “bosque”? Pues son los arboles mismos. La maquina que produce la madera es el árbol, su acción es el crecimiento y el producto es el árbol mismo. La maquina productora y el producto son idénticos, la madera crece de la madera (Gunter Dobler). Cuando se aprovecha el producto final (el árbol), se destruye al mismo tiempo la maquina productora. Los madereros industriales de la primera parte del siglo XX, no se preocuparon por mantener la fábrica funcionando que eran los mismos pinares. Una vez un área era aclarada de todo árbol aprovechable, la abandonaban y se mudaban a donde el bosque era denso, y no prestaban atención a que el bosque se regenerara adecuadamente. Por eso, en vez de aprovechamiento sostenido, las intervenciones de la que fueron objeto los pinares en la región de San José de las Matas entre 1906 y 1966 no fueron más que “explotaciones forestales”.
Aun así, resulta tan perjudicial talar el bosque sin aplicación de criterios silvícolas y éticos, como no aprovecharlo de manera racional y científica. El bosque es productor de bienes y servicios, los cuales conforman un potencial de riquezas naturales que si se utilizan adecuadamente pueden rendir beneficios económicos, sociales y ambientales a las generaciones humanas en forma perpetua.
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