Los bosques y los sistemas de agua dulce interactúan
de muchas maneras diferentes. Los primeros proporcionan estabilidad del suelo y
reducen la carga de sedimentos; dependiendo del tipo de especies de árboles que
estén formados, producen diferentes impactos en la acidificación del agua;
reducen la incidencia y la gravedad de las inundaciones dese las cabeceras de
las cuencas; influyen en la disponibilidad de agua para los sistemas de riego; y
permiten mantener la calidad del agua para consumo humano y fines industriales.
Muchas de estas interacciones son complejas y su precisa naturaleza y
significado sigue siendo objeto de debate entre hidrólogos, economistas de los
recursos naturales y ecologistas. Es de nuestro interés dilucidar sobre el
papel de los bosques, especialmente los bosques protegidos, en mantener la
calidad del agua potable para las grandes ciudades. Hay muchas razones para
este enfoque: muchos habitantes de ciudades ya enfrentan una crisis de calidad
de agua. El agua contaminada se ha convertido en una carga enorme y en gran
medida produce impactos serios en la salud a corto y a largo plazo, incluyendo
la mortalidad infantil.
El agua es, en teoría, un recurso renovable, sin
embargo, el descuido y el despilfarro con que se ha utilizado, la velocidad de
crecimiento de la población humana y la creciente demanda per cápita de agua, significa
que la provisión de suministros adecuados y asegurados de agua son ahora una
importante fuente de preocupación, de gastos e incluso de tensión internacional
(ver ilustración debajo). De ciento veinte millones de personas en América
Latina y el Caribe, cerca del 30 por ciento de la población urbana, carece de
agua potable. Muchas personas mueren cada año como consecuencia directa de esta
escasez. Anualmente, 2.2 millones de muertes, cuatro por ciento de todas las
muertes en todo el mundo, pueden ser atribuibles al insuficiente suministro de
agua potable.
¿Qué pueden proporcionar los bosques?
Gran parte del agua potable del mundo proviene de
cuencas que están o deberían estar naturalmente forestadas. Parece haber un
vínculo claro entre los bosques y la calidad del agua que sale de una cuenca,
un vínculo mucho más esporádico entre los bosques y la cantidad de agua
disponible y un enlace variable entre bosques dependiendo del tipo y edad y la
constancia del flujo. El conocimiento del tipo y edad de los árboles, las
condiciones del suelo y las necesidades del usuario, puede ayudar a determinar
qué tipo de políticas de manejo forestal será más beneficiosa. Como sucede
ahora más que nunca en las regiones aledañas a San Jose de las Matas, la
pérdida de cubierta forestal y la conversión a otros usos de la tierra puede
afectar gravemente las fuentes de agua dulce, amenazando la supervivencia de
millones de personas que utilizan nuestras aguas en la parta occidental del
Valle del Cibao.
Hay una suposición generalizada de que los bosques
proveen las funciones ecosistémicas útiles en mantener un suministro constante
de agua de buena calidad. De hecho, la función hidrológica de los bosques sigue
siendo objeto de debate. Los impactos del uso de la tierra sobre los recursos
hídricos dependen de muchos factores ecológicos y socioeconómicos, dificultando
las generalizaciones. Los factores naturales incluyen la estructura del suelo,
la topografía y el clima, mientras que los factores socioeconómicos incluyen
capacidad económica y el conocimiento de los agricultores, las prácticas de manejo
y el desarrollo de infraestructuras. Por lo tanto el impacto preciso de LAS cuencas
forestadas en el suministro de agua varía considerablemente entre lugares y
también puede variar en un solo lugar dependiendo de factores tales como la
edad y composición del bosque.
Según un análisis preparado por el Profesor Lawrence
Hamilton y David Cassells del Banco Mundial, el agua que procede de cuencas con
bosques, es generalmente de mayor calidad que el agua procedente de cuencas
donde predominan otros tipos uso a la tierra. Además de proveer agua con
calidad, las cuencas forestadas pueden tener un impacto local importante en la
regulación de flujo de agua. Un bosque no perturbado con sotobosque, hojarasca
y suelo orgánico enriquecido es la mejor cobertura del suelo para una cuenca con
el fin de minimizar la erosión por agua. Cualquier actividad, incluyendo la remoción
de hojarasca, incendios, pastoreo o arrastre en la tala, elimina esta
protección y aumenta la erosión. El agua podría convertirse en no apta para su
uso humano, o en dado caso, se aumentarían considerablemente los costos para
hacerla útil. Al minimizar la erosión del suelo mediante su protección, los
bosques reducen el problema de la sedimentación que se produce debido al
transporte y deposición de las partículas del suelo en los cursos de agua. Esta
tarea es difícil hoy día, pues si se dice que los que manejaron los bosques
serranos a mediados del siglo pasado mermaron significativamente sus
poblaciones, los encargados de autorizar la gestión del bosque hoy día,
“autorizan” su destrucción sin sentir remordimiento.
No comments:
Post a Comment